Llegó Junio con su alegría, llegó el mes en el que recordamos con nostalgia aquellas épocas en las que teníamos vacaciones escolares. En estos días vemos muchos adolescentes en los centros comerciales comiendo helado en grupo y sabemos que no tienen ninguna responsabilidad en la vida pero, al mismo tiempo, han gozado de más experiencias salvajes que todos nosotros juntos; nosotros, a los que solo una pastilla de Acetaminofén ya no nos hace efecto. También vemos niños en las calles, o a los hijos de nuestros primos en las reuniones familiares, y nos damos cuenta que la nueva generación de padres ya tiene el año perdido; esos malcriados, respondones y consentidos desconocedores de la sensación del cuero en sus nalgas; esos que insultan públicamente a sus papás porque pronuncian mal una palabra en inglés van a gobernar este planeta y este planeta se va a ir para el carajo. Cuando llegue ese día yo espero estar bien enterrado en el cementerio de la urbanización más exclusiva de la capital: La nueva Van Der Hammen (situada a las afueras de Bogotá, la antigua Chocontá).
Pero no todo puede ser malo, mientras en el día los lugares públicos y los consultorios médicos se llenan de juventud ociosa, en las noches gozamos con la Copa América Centenario, si logramos quedarnos despiertos hasta la hora de los partidos .
Después de un Amistoso contra Haití en el que vimos una interesante versión de la Selección sin James ni Cardona, le llegó a don José el momento del debut; uno difícil contra la selección de casa, la dueña de la organización: los Estados Unidos de América. Así empezó el DT:
Un 4-2-3-1 o un 4-3-2-1 muy parecido al utilizado contra Ecuador en Barranquilla. Este sistema funciona (como se describe en este episodio) gracias a la sociedad del eje ‘Cardona-James-Pérez’, que con su manejo de balón permiten a los jugadores rápidos abrir la cancha y darle profundidad a sus ataques. Los de José Néstor lograron generar peligro hasta anotar el primer gol, con una jugada de balón quieto (que se nota han estado trabajando intensivamente). Después de ponerse en ventaja, Colombia decidió entregar la iniciativa ofensiva para ejecutar sus ya letales contragolpes y en uno de ellos llegó el penalti que nos permitió anotar el segundo.
Colombia cedió la posesión del balón mas no pretendió defender cerca a su área; don José quiso replicar también lo hecho ante Ecuador (si no lo ha hecho, revíselo acá). Sin embargo el sistema falló contra los movimientos de Clint Dempsey (acá anunciados), que cuando conseguía tomar el balón para voltearse o pivotear, tuvimos que retroceder o terminar cometiendo faltas en zona de Pérez y Torres. Nuestros volantes de marca llegaron tarde a muchos duelos y terminamos regalando muchas faltas que resultaron en peligrosas jugadas aéreas. En el primer tiempo fueron 5 faltas en la zona de contención (3 de Pérez, 1 de Torres y 1 de Jeison).
Para el segundo tiempo Pékerman desplegó su segunda estrategia: un 4-5-1, que permitió momentos de posesión de balón, de contragolpes con balones largos a las espaldas de los defensas rivales y también permitió al equipo contraerse en defensa para aguantar el ataque de EEUU que, a pesar de carecer de talento, funciona con una coordinación muy estructurada, muy a lo alemán. El sistema que planteó el cuerpo técnico funcionó y se supo acomodar a la salida de James y Pérez y al ingreso de jugadores de más marca como Celis y Sánchez.
La Selección Colombia sacó adelante un partido complicado gracias a la efectividad de nuestro ‘pulverizador’ cuarteto ofensivo y a la adaptabilidad táctica del viejo vulpino.
Un partido de Selección Colombia entre semana es un evento extraño, por lo menos en Bogotá. Poca gente viste la camiseta amarilla y, los que la visten, lo hacen tímidamente (como yo), poco se ven los vendedores de camisetas piratas en la calle y en la cercanía a la hora del encuentro no hay tanta algarabía, lo que me lleva a pensar que solo somos hinchas de la parranda, el resultado y el jolgorio; que solo nos entusiasmamos con el partido si a su término hay baile, trago y baile, con su respectivo aumento en nuestras posibilidades de copular esa noche.
Somos el Johan Arango y el Léider Preciado de los hinchas del fútbol mundial.
Con los ánimos tranquilos en la calle, nuestro querido y anciano DT alineó el siguiente equipo:
Un 4-3-2-1 o un 4-1-4-1 que solo presentó una variante con respecto al partido anterior: James empezó desde la banda izquierda y Cardona como una especie de interior izquierdo y, dependiendo del desarrollo de la jugada, ambos tenían la órden de intercambiar posiciones. Por el lado derecho Pérez también cumplió un rol de interior, tratando de asociarse con Cuadrado y Arias, con mucha llegada al área mientras que Torres soportaba el ataque desde la mitad del campo.
Gracias a la variante ideada por el cuerpo técnico, Colombia tuvo mayor profundidad por el lado izquierdo y mayor participación ofensiva de Farid Díaz. Por el otro costado los rivales controlaron mucho más la participación de nuestros jugadores.
En fase defensiva, el equipo usó un claro 4-1-4-1 para presionar la salida de Paraguay y recuperar el balón en las bandas de la mitad del campo. Esa recuperación rápida de balón permitió generar varios contragolpes. Cuando el bloque de presión fue superado, el equipo se replegaba cerca al área con mucho trabajo de James, Cardona, Pérez y Cuadrado.
Daniel Torres cumplió muy bien apoyado la marca en las bandas desde su posición de volante único de marca. Finalmente los centrales coordinaron muy bien la forma en que rompían la línea defensiva para ayudar en la presión en el sector de Daniel, dejando pocos espacios para sufrir balones largos a sus espaldas.
En el segundo tiempo Colombia modificó la formación por un 4-4-2 en defensa que quiso esperar a Paraguay en la mitad de la cancha y contragolpear. Hubo poca claridad en la ejecución de los ataques y no se pudo aniquilar el estado anímico de los rivales con un gol más. En cambio, con la sustitución de Pérez por Celis (con más marca pero menos capacidad con el balón) cedimos el balón a los de Ramón Díaz que, sin muchas opciones, tuvieron cómo anotar un golazo gracias a una falla en marca de nuestra zona de contención. Finalmente, con dos cambios de última hora y con un jugador más en el campo, tuvimos un par de oportunidades de anotar el tercer gol que no aprovechamos y así terminó el juego.
En resumen, un partido más en el que Colombia no deseó tener el balón y prefirió contragolpear una vez conseguida la ventaja. Colombia siguió mostrando deficiencias para neutralizar el ataque rival en un sector específico del campo; pareciera que la dupla Torres-Pérez tiene mucho manejo pero falla en marca y la dupla Torres-Celis tiene marca pero poco manejo.
Ya para el partido final de la fase de grupos, clasificados a la siguiente ronda, don José Néstor quiso replicar su decisión del mundial contra Japón y puso un equipo alterno buscando cuidar a un par de jugadores para el ‘mata-mata’. Este fue el equipo escogido por el DT:
P
ékerman optó por formar a su equipo como el partido anterior, dándole los roles clave de Cardona y James a Pérez y a Marlos, y el natural de Sebastián a Celis.
La idea era que Pérez subiera unos metros para asociarse con los delanteros y entregarle la función de gestionar la salida del equipo a Celis, tarea que no pudo cumplir por su lentitud e inseguridad para jugar hacia adelante y conectar con Pérez o los tres de arriba. La estructura de Costa Rica y la poca movilidad de los dos extremos (los Moreno, pero no De Caro) impidieron cualquier intento de superar, tocando en corto, la zona resaltada en el gráfico; solamente a través del pelotazo largo de Sánchez Colombia logró sorprender a la defensa rival y marcar un gol. Ofensivamente el equipo se quedó sin fluidez y Pékerman decidió intercambiar el rol de Sánchez con el de Celis, probando a ver si Carlitos ofrecía mejor manejo, pero el DT se quedó sin el ‘pan y sin el queso’: perdió el pase largo del ‘6’ y tampoco ganó el control que quería en el mediocampo.
Defensivamente el equipo no funcionó mejor por fallas individuales y falta de rectificación táctica.
Costa Rica abrió la cancha con una pareja de jugadores en cada banda que requería una pareja colombiana neutralizándolos; por la izquierda Marlos y Pérez ayudaron a Fabra pero por la derecha Celis y Dayro poco le colaboraron a Medina, lo que generó que el joven y asustado Aguilar, que además no estaba en su día, se saliera de su posición para perder en el 1 a 1 o dejar un hueco por el centro difícil de cubrir para Mina o Sánchez. Además, la presión en el medio campo bloqueó poco o nada la repartición de juego a las bandas de Costa Rica; Sánchez fue el único que ganó duelos en ese sector (8 en total), Pérez (2) y Celis (1) quitaron o interceptaron muy pocos balones.
Ya para el segundo tiempo don José puso a sus jugadores clave (James, Cardona y Cuadrado de lateral), y a punta de esfuerzos más individuales que otra cosa, se logró posesionar en campo rival y la salida con balón dejó de ser problema; ahora las pérdidas de balón y los contragolpes en contra eran el inconveniente. A pesar de recibir el tercer gol, James y compañía encontraron el descuento y empujaron con ganas, buscando el empate contra una defensa rival que se cerraba cada vez mejor. Al final, Costa Rica se cerró de tal manera que ‘tocando y gambeteando’ no había manera de generar opciones de gol y, sin un 9 grandote y cabeceador, nos quedamos sin alcanzar el empate y sin poder mantener el primer puesto del grupo.
No quiero ser negativo por el último partido, pero hay inconsistencias en la zona que siempre me ha parecido más importante; la zona medular (o mediocampo central) ha funcionado de forma intermitente tanto en ataque como en defensa. En mí opinión personal, el equilibrio es vital en esa zona para que nuestros defensas no sufran y nuestros creadores y delanteros brillen. Ojalá la Copa siga siendo entretenida, le ganemos a Perú y lo más importante de todo, que se consolide un equipo para ganarle a Venezuela y sacarle buen resultado a Brasil en la próxima fecha de Eliminatorias.
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