Los Juegos Olímpicos nos traen, cada cuadragésimo año, el espíritu del deporte en su mayor sentido. Con estos aires de superioridad aparecen los y las que cada cuatro años se convierten, de un día para otro, en eruditos del levantamiento de pesas, atletismo y hasta del arte del canotaje; aparecen por supuesto los detractores del fútbol que pasaron del “Epa Colombia”, hace dos meses en Copa América, a abanderarse con la siguiente frase como eslogan, casi político:
“Si le invirtieran a los atletas olímpicos lo que le invierten al fútbol, mejor dicho…”
La verdad es que, si los deportes olímpicos fueran un buen negocio el resto del cuatrienio, ya existirían clones de Luisitos Bedoyas, Álvaros González y Eduardos Pimenteles asegurándose que esos negocios los beneficien a ellos y no a sus deportistas. Así es la vida. Yo no quiero ver Johanes Arangos o Piojos Acuñas tirándose el espíritu olímpico.
Sin embargo tenemos algunos de nuestros representantes del fútbol en los juegos Olímpicos, dirigidos por el Carlos “el Piscis” Restrepo, a las buenas o a las malas, terminó superando la fase de Grupos con los siguientes esquemas:
Contra Suecia:
Un 4-2-2-2/4-2-3-1 Con Teófilo de ’10’, Roa y Pabón de los costados hacia el centro; Borja como ‘9’ buscando espacios entre los defensas centrales rivales y finalmente con laterales moderadamente ofensivos, sin mucho apoyo de los mediocentros Pérez y Barrios.
Ofensivamente el equipo generó ocasiones de gol gracias a sus individualidades y a los espacios otorgados por Suecia para el contragolpe. En fase defensiva perdimos la oportunidad de la victoria concediendo goles que partieron de la falta de agresividad en marca de nuestra zona de contención (descompensada por el regular desempeño de Sebastián Pérez, quizá por cansancio físico).
Contra Japón:
El DT, preocupado por su zona de recuperación, incluyó a un tercer volante de marca sentando a Roa. Con este cambio, el equipo se limitó a contragolpear y le costó hacer varios pases seguidos, no hubo control del balón. Especialmente con Teo de punta y Pabón de enganche (no sé por qué el piscis les invirtió los roles).
Sin embargo, el estilo de juego de Japón hizo ver igual de ineficiente al trío de mediocampistas (Pérez, Barrios y Balanta) para quitar el balón en zona de contención y volvimos a recibir goles que se gestaron en la misma zona del campo. Al final volvió al 4-3-2-1 sustituyendo a Sebastián por Arley Rodríguez como extremo derecho
Contra Nigeria:
El DT sabía que en este partido no podía ‘dar papaya’ en la parte física y por esto puso como titulares a Kevin Balanta y a Cristian Borja; repitiendo el sistema usado en el primer partido, que al menos le había dado buenos resultados en la parte ofensiva. El contragolpe funcionó bien gracias, en parte, a que Nigeria nos dio los mismos espacios que Suecia. Se sintió el llamado de atención a Pabón para que fuera más colectivo y a Roa para que fuera más consistente durante el partido.
En defensa, el ‘Piscis’ tuvo la fortuna que Nigeria no atacó su zona más sensible (ya mencionada) e intentó generar peligro en las bandas donde los laterales estuvieron sólidos, con la ayuda de Dórlan y Andrés Roa. Fue un mejor partido en ambas fases y el equipo logró la clasificación sin sufrir durante el partido.
El próximo partido será contra Brasil (no se sabe si contarán con Neymar) y no hay margen de error. Afortunadamente ellos tendrán la presión de su gente para buscar la victoria y ese escenario es perfecto para esta selección del Piscis que parece ser más contundente de contragolpe, siempre y cuando mantenga su solidez defensiva. Ojalá esta selección siga en competencia y varios de sus jugadores hayan capturado el ojo de clubes importantes o de José Pékerman para reforzar la Selección de mayores.
Contra Brasil: Se repetía el escenario vivido hace dos años en el mundial: Una selección brasileña local y necesitada de una victoria para no fracasar olímpica en lo que a la gente en realidad le importa, el fútbol. El que no se enteró de esto fue el DT; los jugadores salieron a la cancha sin saber cómo contrarrestar de forma inteligente el juego brusco de los rivales junto con la actitud permisiva del árbitro. Defensivamente nos dedicamos a devolver el juego brusco de la forma incorrecta; con empujones, codazos y patadas desleales, entramos en el juego de ellos y terminamos concediendo una anotación temprana.
Ya con un gol en contra, el esquema del cuerpo técnico, pensado para contragolpear, se quedó sin argumentos para tomar la posesión del balón y generar ocasiones de gol. A esta selección que armó ‘el Piscis’ Restrepo se le desvanecieron las apariciones individuales y su capacidad ofensiva desapareció. En el segundo tiempo se nos acabaron las pocas opciones que conseguimos en la primera mitad.
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