Noviembre es un mes agrio para los adultos
Principalmente porque es la época en la que nos damos cuenta que otro año se fue sin unas vacaciones decentes; y que cualquier trámite que se pase de este mes, tendrá que esperar al otro año. Porque en Diciembre no hay entidad pública que funcione, salvo la dirección de impuestas, esa siempre funciona… Para jodernos.
Para los jóvenes significa la felicidad de empezar vacaciones, pero para sus madres inicia la batalla contra su némesis: el ocio de sus hijos. Ellas emprenden la incesante búsqueda de cursos de verano, visitas a los abuelos o de intrascendentes diligencias para sacar a sus retoños de su felicidad; de jugar Play Station en la cama todo el día o de “ver” Netflix con su amigo/a (si ya pasaron los 15 años).
Queridas Madres, dejen a sus hijos disfrutar del ocio tranquilos; en tan solo un parpadeo, ellos tendrán que cotizar a pensión, pagar impuestos y sus vacaciones serán una simple ilusión de 15 días al año. Déjenlos gozar de su juventud.
Teníamos la última doble fecha del año y la obligación de sumar tres puntos en casa, contra Chile, nuevo rival directo gracias a los puntos que sumó en el escritorio; la historia contra Uruguay de locales no se podía repetir. Con viento en la camiseta, gracias al regreso de Falcao a la convocatoria de Pékerman (acá puede revisar su análisis), las expectativas de un buen resultado eran altas. Don José puso el siguiente equipo:
El cuerpo técnico quiso repetir el esquema usado ante Ecuador que tan buenos resultados le dio; era lo más lógico (repáselo acá). Pékerman quiso habilitar juego por los carriles internos con Aguilar, Cardona y James para abrirle espacio en las bandas a Arias, Berrío y, teóricamente, a Díaz.
Sin embargo nuevamente nuestro DT no plasmó las fichas ni las ideas necesarias para que ese sistema funcionara contra Chile (un equipo sustancialmente diferente a Ecuador).
Idea de juego.
Chile, con un equipo más compacto y jugadores más eficaces para recuperar el balón, exigía que nuestra filosofía de juego promoviera el manejo de balón con astucia y desparpajo para hacer daño a los rivales. Por “desparpajo” me refiero a espontaneidad, soltura o gracia; y con “astucia” a inteligencia, precisión y criterio para confundir y luego sorprender al rival.
Al contrario, encontramos un equipo lento para trasladar el balón; desorientado para generar espacios y aprovecharlos ofensivamente; e incapaz de poner el balón en la zona de influencia de sus especialistas en crear opciones de gol. (Como se muestra de color azul en la gráfica). Justo el problema que diagnosticamos en esta columna, hace unas semanas.
Las fichas en el campo.
Nuestro querido y prehistórico DT, obligado a ganar en casa, le transfirió dicha responsabilidad a un diezmado James Rodríguez, “fortaleciéndolo” en cancha con dos novatos (Borja y Berrío), con el jugador de peor ritmo de juego en la convocatoria (Cardona) y con el lateral izquierdo de menos peso ofensivo (Díaz).
Como resultado, el único volumen ofensivo del equipo se generó en la zona derecha con Arias y Aguilar (de rojo en la gráfica), desperdiciando por enésima vez la posibilidad de atacar por zona izquierda; haciéndose predecible y fácil de contrarrestar. La tendencia de Pékerman a la derecha es más descifrable que la de “la bonitica” Martha L. Ramírez.
Para el segundo tiempo.
Después de desperdiciar dos tercios del partido, don José decidió terminar con su experimento de novatos y finalmente dejó en cancha lo mejor de su convocatoria. No obstante, la posesión del balón siguió siendo una incomodidad para el equipo; que nunca encontró esa astucia ni desparpajo en su maneras de atacar.
Esta versión de Colombia no tiene los mecanismos tácticos para superar una defensa poblada y esta vez no tuvo los recursos individuales para, al menos, improvisar algo afuera del escueto guión ofensivo que les entregó el cuerpo técnico.
Al final entró Macnelly con buena actitud para revertir la situación, pero ya el equipo estaba frustrado, apurado y sin claridad mental de ofrecer soluciones. Ni siquiera tuvimos en el repertorio el modo “Ariete Uruguayo” para empujar a las malas una forma de anotar un gol. Y gigantes del área como Duván y Adrián tristes en sus casas.
Terminamos empatando, pero todos sabemos que ese resultado fue una derrota.
Contra Argentina la historia sería diferente, ellos tenían urgencia de ganar y nosotros podríamos jugar a lo nuestro, al contragolpe y a correr con espacios, gracias al Señor, contra una defensa menos densa que la chilena. Con esto en mente, y los últimos tres puntos ganados de visitantes contra Paraguay, Pékerman planteó el siguiente equipo:
El cuerpo técnico optó por su 4-5-1 poblado de volantes de marca para recuperar el balón en el segundo cuarto de cancha y ejecutar contragolpes rápidos. La estrategia ofensiva, con Cuadrado, James, Falcao; más el acompañamiento de Arias, Barrios o Torres; funcionó correctamente los veinte minutos que le duró a Argentina la angustia de anotar. Es decir, hasta que llegó el segundo gol. Durante esos minutos de juego, el funcionamiento defensivo debía ser el protagonista, y lo fue; Colombia se pudo defender en todas las zonas, exceptuando la zona de Lionel Messi…
¿Qué problema tenemos con la simetría?
Nuestro querido y añejo DT se encargó de proteger su flanco más vulnerable con un James al que no le iba a exigir grandes esfuerzos en marca; un Balanta improvisado como lateral izquierdo; y con un Wilmar Barrios, muy novato aún.
Se supone que Farid Díaz era el lateral que más garantías defensivas le otorgaba al equipo; pero cuando llegó la hora de aprovechar esas garantías, José Néstor prefirió incorporar a un central pesado, sin la rapidez ni la agilidad para marcar al 10 del Barcelona. Juzgue usted mismo la eficacia defensiva en cada costado. (ver gráfica; recuperaciones en amarillo y faltas en rojo).
De nuevo las ideas desaparecieron
Cuando empezó el segundo tiempo, Argentina tomó el rol de esperar para contraatacar y nos dejó, sabiamente, la posesión del balón. Como resultado, pasó lo mismo que en Barranquilla (leer arriba); no vale la pena poner gráficas que muestren los mismos errores. Finalmente, los cambios no solucionaron nada; y con el paso del tiempo volvió la frustración, el desespero y los errores individuales que, a la larga, nos costaron el último gol.
¿Y ahora qué?
Sumamos un punto de tres y ahora estamos, de momento, afuera del mundial. Es preocupante el desempeño de la selección en Barranquilla, parcialmente por el clima y el estado de la cancha; pero principalmente por la ausencia de ideas tácticas generada por el cuerpo técnico. Desafortunadamente, en esta segunda etapa, Pékerman y su séquito se han equivocado bastante en el camino al no ser capaces de equilibrar una generación, menos brillante que la anterior, con una mejor idea de juego.
Se evidencia un Pékerman confundido y errático para seleccionar sus convocados; demasiado ansioso de probar jugadores jóvenes sin mayor trayectoria en partidos difíciles. Y lo peor de todo, sin auto crítica en ruedas de prensa (su única ventana al mundo exterior). Lo mencioné en esta columna: este ya no es el José Pékerman que yo quiero en la selección. Tenemos tiempo y jugadores para revertir la situación, pero las oportunidades para el DT se acaban en Marzo del 2017 contra Bolivia en casa y Ecuador de visitantes.
Querido y pensionado estratega, en tus manos está tu continuidad en la Selección Colombia.
¿Ustedes qué opinan de estos dos partidos?, ¿creen que vamos al mundial o nos quedaremos por fuera?, ¿qué jugador creen que le puede mejorar la cara a Colombia en el futuro?… Señoras y señores, están invitadísimos a unirse al debate con el #FCT en nuestro Twitter @FutConTilde y nuestro Facebook. Gracias por leer y no olviden compartir esta columna y blog con todos sus amigos. Retuits, likes, compartir, todo es bien recibido, ¡saludos! Me alegra mucho que se hayan tomado el tiempo para leer este contenido que, con mucho gusto, realizo para ustedes.
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