Se terminó un año repleto de chistes malos del omnipresente narrador Campeón Internacional de Positivismo y arranca uno nuevo, seguramente con nuevos chistes aun peores. El 2015 fue un año difícil para Pékerman, para La Selección y para muchos jugadores seleccionables en sus clubes. El dólar a 3.500 pesos, la nueva canción de Jay Balvin, la muerte de Jon Snow y la elección de un alcalde en la capital del Casanare apodado “Calzones” poseedor de una orden vigente de captura, hicieron del año anterior un tiempo lúgubre y oscuro.
Todos empezamos el año 2016 con propósitos trascendentales tales como mantener altos niveles de ridiculez y hambre de atención narcisista en Redes Sociales, seguir recurriendo a los ‘memes’ y su finísimo humor para burlarnos de reinas, futbolistas y personajes más importantes que nosotros mismos y, principalmente, insistir con sobreactuarnos en los días de Clásico Español.
Pékerman y su equipo técnico se encuentran en una encrucijada más difícil aún: Definir qué camino recorrer en este 2016. Es difícil aceptarlo, pero nos encontramos en una situación similar a la vivida por La Selección después del mundial de Francia 1998, la generación dorada ‘versión 2014’ se nos empezó a acabar. Radamel Falcao -el ícono-, Abel Aguilar -el metrónomo-, Camilo Zúñiga -el el carácter-, Pablo Armero -el pulmón- y Mario Yépes -el comandante-; por no mencionar varios más, hoy por hoy no son futbolistas activos, están hundidos en lesiones o han jugado poco o nada hace varios meses y difícilmente aportarán lo mismo que hace cuatro años en la selección.
Estos cambios generacionales son normales, sin embargo hemos tenido mala suerte que ha apresurado la caída del rendimiento del equipo de don José. Sin embargo, como ya lo mencioné, yo veo dos sendas para alcanzar los objetivos del cuerpo técnico y directivo de la Selección Colombia: Aferrarnos al pasado, a lo bueno conocido o subirse las mangas y hacer re ingeniería.
José Néstor podría dedicarse a esperar el retorno de parte de su columna vertebral (porque la totalidad es imposible), reemplazar a sus fichas clave como pueda, buscando sustitutos exactos (como la búsqueda interminable de los años 2000 de los sucesores del Pibe Valderrama y Fredy Rincón); aferrarse a jugadores que en el pasado cumplieron, así su presente genere más dudas que certezas y tocar lo menos posible el ADN de esta selección.
El Cuerpo Técnico puede sentarse a practicarle rituales a Jesucristo, Ala, Buda o a Maradona para que Zúñiga y Armero jueguen 15 partidos completos de acá a Marzo, que Gustavo Cuéllar y Daniel Torres combinados llenen la camiseta de Abel Aguilar o que la sinergia “Muriel-Bacca-Jackson-Teófilo-Ramos” brinde los goles de tres puntos del otrora Tigre Falcao. Este camino podría funcionar porque con tantos sacrificios de Castillos, Palacios, Roas, Topos, Charás, Carbones Negros, Bocas Negras e incluso Santos Borrés ningún Dios, pagano o no, estaría insatisfecho con semejantes ofrendas.
El otro camino necesita menos de la Fe o el ocultismo, esa autopista alternativa tiene un denominador común más tangible, menos etéreo. Innovación, cambios de paradigmas y, más difícil aún, la aceptación de que las proezas del pasado ya no son relevantes y no nos llevarán a Rusia 2018, son los ingredientes de esta decisión.
Si es necesario convertirnos un equipo con un estilo defensivo, reactivo como Uruguay; si tenemos que volvernos un equipo “presionador” y ultra ofensivo como Chile o si un estilo de posesión eterna de balón como España nos va a funcionar más que la indefinida quimera de selección Colombia que vimos en el 2015, bienvenido sea el cambio. En este camino también bienvenidos sean aquellos experimentados, veteranos de guerra llenos de liderazgo, así se llamen Aquivaldos o Aldo Leaos en vez de tantos efímeros jugadores nuevos o jugadores muy acostumbrados a ser titulares sólo de locales. Incluso evaluar nuevamente la rentabilidad de jugar en las condiciones de Barranquilla, que puede sonar algo atrevido, sin embargo este camino es para los audaces, para los temerarios… tal y como el Pékerman en Santiago de Chile hace 4 años.
¿Qué camino escogería usted?¿Por cuál cree usted que se definirá Pékerman? Los invito a dejarme sus opiniones en mi cuenta de Twitter @SantiCabG y a compartir esta primera columna del 2015 con toda su gente, en todas sus redes sociales y feliz 2016.
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