En esta serie, por lo general, introduzco cada episodio contándoles curiosidades de mi vida en el pueblo Colombiano que, por lo general, me irritan o me hacen sentir pena ajena; sin embargo, hoy quiero hablar de algo mucho más serio: los problemas estomacales de índole digestivo. Hoy repasaremos el partido, diagnosticaremos al paciente y procederemos al tratamiento.
Veamos lo que fue el encuentro de ayer en Barranquilla:
Un 4-2-1-3 en el que volvimos al doble ‘5’. Pékerman quiso atacar por los costados con los laterales, Macenlly de ’10’ clásico, James con Teófilo por las bandas y Bacca de centrodelantero.
El esquema no funcionó porque Argentina nos aplicó la misma fórmula que Perú (dos veces), Venezuela y Uruguay; Se pararon en su 2do cuarto de cancha e hicieron que nuestros generadores de fútbol (James, Teo y Mac) recibieran de espaldas sólo con opción de perder el balón o devolverlo a los jugadores que nuestros rivales sabían que no podían generar nada de fútbol (los centrales y el dichoso e incapaz ‘doble 5’) y el balón terminó en pies de Murillo, que no tuvo otra más que enviar balones largos a los de arriba para que Otamendi, Funes Mori, Mercado y Rojo (todos con biotipo de Centrales) ganaran por arriba, muertos de la risa.
Además de la incapacidad de nuestro medio campo para superar ese repetido sistema defensivo rival, desafortunadamente James, Bacca, Teóflo y Macnelly no encontraron nivel individual en la cancha para resolver las falencias a nivel táctico. Era de esperarse que los jugadores nuevos no lo hicieran, pero los veteranos tampoco pudieron.
En defensa, la idea del cuerpo técnico era presionar apenas perdiera el balón en campo rival, pero, como nuestros ataques no tenían profundidad, fueron contadas las veces que Colombia logró meter a Argentina en su propio campo. Por esto, nos vimos sorprendidos con muchos rivales atacando y pocos de los nuestros defendiendo. En teoría, tener a Mejía y a Daniel en el medio campo era una garantía de seguridad defensiva para poder enviar al ataque a los laterales, pero no fue así. Ellos dos solos, sin la constante ayuda de los cuatro de arriba, se vieron superados y ese bloque de contención fue fácilmente permeado.
Fueron pocas las veces que vi a Colombia retroceder en bloque y a James con Teo ayudando a armar un 4-4-1-1, incluso cuando Rojo y Mercado fueron al ataque. Además Macnelly poco o nada colaboró atrás.
Para el segundo tiempo, Pékerman generó confusión, sacó a Macnelly para ingresar a Muriel arriba y retroceder a James unos metros pero la incapacidad del mediocampo seguía siendo el problema. Al poco tiempo entró Cardona y algo mejoró el equipo. Mejoría que duró unos diez minutos mientras Argentina se acomodó. Y al final, a la desesperada metió a Ramos por Mejía para dejar tres delanteros puros arriba.
En consecuencia perdimos aún más manejo en el medio campo y terminamos de perder el partido.
Resultó una dolorosa derrota en Barranquilla, con un mal rendimiento de nuevo que es lo que más duele. Contra Argentina siempre se puede perder, pero jugar mal retuerce las entrañas.
Regresando al tema principal, una persona con dolor de barriga, panza o de entrañas no puede trabajar, ver televisión, estudiar, hacer deporte, ‘moteliar’, ni nada que se le parezca. El picante, los lácteos, la gaseosa, la bandeja paisa, el estrés, Víctor Mallarino y Jorge Celedón, entre otros, son todos causantes de distintas reacciones estomacales que producen escozor, dolor, inflación y malestar. Una persona pude aguantarse un dolor de espalda, en un brazo, incluso uno se aguanta un dolor de cabeza en la oficina, pero el dolor en el área abdominal tiene la capacidad de torcerlo a uno, acurrucarlo en posición fetal, incapacitándolo de todo menos de soltar maldiciones a los entes del más allá.
Y a la selección del profe Pékerman le duele la barriga, presenta gastritis severa, crónica, con problemas de colon y probablemente hemorroides derivadas del estreñido flujo digestivo. La molestia se venía tratando con Omeprazol y Buscapina, pero los síntomas persisten y se hizo necesaria la siempre incómoda Colonoscopia para identificar la dolencia. Según el Yoga y el Tai Chi, la zona abdominal es crucial para el funcionamiento del cuerpo humano y para mí el centro del campo es el eje del equipo, es el ‘Chakra’ principal y de donde se desprende la energía vital (Chi) del equipo al resto de la cancha.
Desde que Abel Aguilar no ha podido hacer parte de la selección el fútbol no fluye y el equipo no se ve conectado y lastimosamente Pékerman no le ha dado la oportunidad a los jugadores que pudieran otorgar ese correcto flujo de energías, o flujos gástricos, como Aldo Leao, Carlos Carbonero o Gustavo Cuéllar. El DT ha tratado el problema con soluciones como un Freddy Guarín desconectado de la gestación de fútbol, volantes sin capacidad conductora como Valencia, Daniel Torres y Mejía o estrategias de balones largos desde los centrales a los delanteros y cada vez la selección se siente peor. Colombia no hace una pared en el medio campo, no desplaza el balón a primer toque, no hace un cambio de frente y no supera al medio campo rival desde hace ya varios meses. En el amistoso contra Perú, con Cuéllar y Macnelly en esa zona crucial hubo señales de mejoría, pero por lesiones y decisiones técnicas eso no se pudo trasladar a los partidos oficiales.
Tenemos hasta Marzo del próximo año para que recuperemos a Abelito o le encontremos alternativas efectivas y podamos incorporar la medicina que le permita a la selección dejar atrás las dolencias en su eje, en su estomago, su centro, para que se levante y vuelva a caminar erguida hacia un mejor fútbol con el que seguramente aparecerán James, Cardona, Cuadrado, Teófilo y todos los demás jugadores de arriba y vendrán los resultados junto con la clasificación al mundial de Rusia 2018, que es lo que todos deseamos.
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