Navidad prematura, un reflejo nuestro

El otro día me retorcí en una sala de espera al escuchar a una mamá decirle a su hija infante:

¡Sí, mi amor! Este año armamos el arbolito el primero de noviembre, como tú quieras.

Seguramente esa infante, el 24 de diciembre, abrirá sus regalos de navidad a las ocho de la noche. Fenómeno que ya ocurre en mi familia, y que he tratado de combatir con métodos pasivo-agresivos (haciendo mala cara). Este comportamiento solo evidencia la falta de compromiso y disciplina que tenemos en Colombia; todo queremos tenerlo rápido y fácil. Deseamos mansiones, camionetas, ropa con marcas gigantes; pretendemos pedir el Whiskey más caro en esas discotecas/cantinas mexicanas del norte de Bogotá, ojalá acompañados damas exuberantes de pago anticipado. Todo esto lo ansiamos ya y sin sacrificios.

¿Qué diferencia hay entre este tipo de sabandijas acomplejadas y esos niños que abren sus regalos antes de las 00:00 horas? Dejemos de criar bribones indisciplinados. Abriendo los regalos a la media noche, estos pequeños engendros tienen menos energías para fastidiar con sus nuevos juguetes; si ya los tienen a las 7:00 pm, serían fácilmente 4 horas de evadir carritos en el piso y de fingir interés en esas muñecas de hoy con morfología dudosa.

Pékerman, ahora sí a clasificar

Nuestro querido y madurado DT tenía la durísima tarea de recomponer los ánimos del equipo; al mismo tiempo que debía plantear un partido inteligente. Había que evitar sorpresas, al término de las Eliminatorias. En solo unos días, las probabilidades de eliminación del mundial se elevaron, y el cuerpo técnico respondió con el siguiente once titular:

José Pékerman apeló a una idea simple: solidez defensiva y un sistema ofensivo sin complicaciones. El DT quiso aprovechar a los dos centrodelanteros, buscándolos con pases frontales para generar llegadas rápidas al área rival. Don José sabía que el palo no estaba para cucharas; el presente anímico no era bueno, y un planteamiento sofisticado no sería interpretado por sus jugadores.

Con esa filosofía, nos encontramos con un 4-4-2, en el que los laterales salieron poco, entregando las bandas a Cuadrado y a James (que fluía a la mitad con frecuencia); y un sistema con dos delanteros prestos para y para desgastar al rival con mucha movilidad y juego físico. Defensivamente, el equipo se ubicó en el segundo cuarto de cancha, llevando el juego de Perú a las bandas, lejos del peligro. Con Dávinson y Óscar cuidando a Guerrero a sus espaldas (como lo sugerimos en el análisis previo); y Abel ejerciendo presión sobre Yotún, el rival careció de profundidad y no consiguió rematar con dirección al arco ni una sola vez*.

La comodidad en el contragolpe

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Con fortaleza defensiva, Colombia obligó a que las acciones del juego se manifestaran lejos de su arco: un 57% en el tercio medio, en el un 24% en el primer tercio peruano y tan solo un 18% de acciones en el nuestro*. El sistema contuvo a Perú y, con apenas el 35% de posesión, generó tres remates al arco y dos opciones más que Falcao no alcanzó a concretar en el área*.

El efecto Duván

Izquierda: Pases Ospina, Murillo y Dávinson; Derecha: Pases, Remates y Faltas Generadas de Duván y Falcao

No tengo el dato de cuántos duelos aéreos ganaron Falcao y Duván, sin embargo, en el gráfico de la derecha vemos la dinámica que tuvieron en todo el frente de ataque. Me atrevo a decir que, un altísimo porcentaje de esas acciones surgieron de la directriz que Pékerman; promoviendo la salida, desde atrás, con pases largo a los dos ‘9’ (evidente en el gráfico de la izquierda).

Con la corpulencia de Duván y la experiencia de Falcao generamos una alternativa ofensiva para depender menos del toque en corto (en un momento anímico tan vulnerable).

Segundo tiempo

Después del descanso, la tónica de ambos equipos no cambió. Tanto Perú como Colombia mantuvieron el mismo rol del primer tiempo. Al minuto 55, con un pase largo de Ospina, directo a la cabeza de Duván, llegó el gol de James y empezó la fase de control del partido.

Colombia respondió a la perfección hasta el minuto 71, cuando en el cuerpo técnico cambia a Duván por Barrios y pasa a un 4-5-1; obligado por las arriesgadas sustituciones del DT rival. Este cambio hizo retroceder al equipo inmediatamente, permitiendo el asedio rival que forzó la falta, el tiro libre indirecto, el error de David y el gol de Paolo al minuto 74. Inmediatamente, don José gritó a los suyos “¡seamos listos, seamos listos!”; el empate nos servía y los jugadores lo entendieron.

¿Polémica?

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Primero terminó el encuentro de Chile, luego el nuestro y el último en finalizar fue el de Paraguay. Los jugadores tocaron el balón del minuto 90 al 93; ahí no hubo nada. Dejémosle eso de buscar conspiraciones y pactos secretos a las campañas políticas.

Finalmente, estamos en Rusia 2018

Con altas y bajas futbolísticas, con o sin renovación de nómina, José Pékerman nos llevó a un nuevo mundial; lujo que no se dará la selección bicampeona de América. Con una deuda enorme de juego en Barranquilla o no, veremos a nuestro Tigre Falcao en un mundial. Nadie se acordará de la grama del Metropolitano, si el calor nos afectó más a nosotros o si el resto del país quiere la sede. Dentro de pocos meses, todos los colombianos estaremos unidos, bailando el engendro musical que se ponga de moda; siempre con el desdén y la irresponsabilidad que nos caracteriza. ¿Cómo más podría ser?

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De ahora en adelante vendrán los experimentos en los amistosos en Asia y los siguientes en Marzo; todos con su respectivo análisis por parte nuestra. Adicionalmente, quisiera comparar el desempeño en club y selección de jugadores clave como Cuadrado, Arias, Cardona y otros, pensando en cómo mejorar su rendimiento para Rusa 2018. ¿Cómo les parece?

Finalmente, Gracias por leer y no olviden compartir esta columna y blog (los botones de compartir están arriba) con todos sus amigos. Me alegra mucho que se hayan tomado el tiempo para leer este contenido que, con mucho gusto, realizo para ustedes. ¡Saludos!