Todo en decadencia
Estoy próximo a cumplir la edad que tenía Jesucristo cuando fue traicionado por Armando Benedetti Judas Iscariote y posteriormente crucificado por La Fiscalía Poncio Pilato. Y con la edad, empiezo sentir que todo tiempo pasado fue mejor.
Recuerdo con nostalgia cuando, hace años, disfrutaba del “Pro Evolution Soccer“. Un videojuego de fútbol sencillo, en el que podía llevar a un equipo imaginario a ser campeón de la Champions League con una delantera con figuras como Roberto Carlos, Andriy Shevchenko y Castolo (para los conocedores). Sin embargo, la ambición corporativa convirtió ese videojuego en otra cosa: una quimera entre un simulador exquisito del fútbol y un Casino chimbo, como los de la avenida Caracas en Bogotá.
En este videojuego, el ahora infame “efootball“, ya no puedes jugar con tu equipo imaginario en ligas europeas, ni puedes ganar una Copa del Mundo con tu selección favorita. Y lo peor, ya no puedes ponerle 1.98 de estatura a Yimmi Chará. Ahora solo juegas con un equipo y debes contratar jugadores con un sistema de ruletas, monedas virtuales, y por supuesto, el uso de Tarjeta de Crédito real. Y además, prácticamente, solo puedes jugar por internet contra chicos de 12 años que te van a derrotar, humillar y quitarte las ganas de vivir.
Para la gran mayoría, aún existe la opción del videojuego que, hasta hace poco estaba licenciado por la FIFA; pero esa era también terminó, porque cesó el pacto comercial entre el desarrollador del juego y la FIFA. Infantino y los ejecutivos del planeta ya acabaron con el mundial que conocíamos… ahora terminarán con el último vestigio de la era dorada de los videojuegos futbolísticos.
Esa sensación de nostalgia va a recrudecerse con cada año más de vida y espero que esa goleada 4-0 a Uruguay en Barranquilla, en Septiembre del 2012 (acá les dejo la bitácora de ese encuentro), no sea un recuerdo lejano que jamás se repetirá.
Uruguay
Propósito y decisiones difíciles.
La selección Uruguaya ha cambiado poco con el paso de los años. Su historia y naturaleza futbolística es suficiente para asistir a los mundiales. Pero cualquier búsqueda de sobresalir más en el concierto internacional depende de sus figuras en ataque, más que de su forma de juego. En 2010, gracias a Forlán y Luis Suárez, tuvieron su mejor mundial en varias décadas. No obstante, sin sus veteranas figuras (Suárez, Godín y Cavani), la selección uruguaya pretende encontrar protagonismo internacional basándose en el desempeño ofensivo colectivo.
Consecuentemente, la Federación Uruguaya decidió entregarle su selección a un entrenador que construya un sistema de juego que enriquezca su ya conocida identidad futbolística. En el papel, Marcelo Bielsa cuenta con un estilo de juego que coincide parcialmente con el jugador uruguayo y sus nuevas figuras emergentes.
Con su clasificación al mundial prácticamente asegurada, ¿qué tan lejos podrá llegar una selección llena de buenos jugadores y con dos filosofías de juego contrastantes?.
La Uruguay de Bielsa
El cuerpo técnico de Uruguay sus jugadores comparten una idea: el contragolpe. La diferencia, normalmente, viene del sector en el que se origina dicho contraataque. Bielsa quiere robar el balón lo más arriba posible. Mientras que en la era Tabárez, por lo general, los contragolpes se gestaban mucho más cerca de su propia portería.
Para Bielsa, la fase defensiva consiste en un marcaje individual en zonas críticas del rival, dependiendo de su postura. Esto con el fin de impedirle la progresión en el campo y llevarlo a perder el balón en su propio campo. Para compactar la cancha a su favor, la defensa se ubica más adelante de lo acostumbrado. Por esta razón, Bielsa ha incorporado centrales ágiles (Cáceres; Araújo o Viña -anteriormente laterales-), en contraste de los tradicionales zagueros uruguayos (Godín, Lugano, Giménez, etc.).
Pero si su presión no surte efecto, Uruguay ahora tiene problemas para retroceder y armar un bloque defensivo en su propio terreno. Aspecto que era una fortaleza de esta selección con Tabárez.
Una vez recuperan el balón, los mediocampistas y delanteros generan desmarques y buscan espacios corriendo a la espalda de la defensa rival e intercambiando posiciones. De esta forma, en tres o cuatro toques de balón se encuentran en posiciones de remate. Sin embargo, si el ataque no es preciso y el rival logra reagruparse, los uruguayos enfrentan dificultades para encontrar espacios de ataque.
Durante estas Eliminatorias, Uruguay ha mostrado dos caras. Frente a Chile en Montevideo, un equipo capaz de recuperar la posesión en la mitad del campo y de generar opciones de gol con facilidad. Así mismo, frente a Ecuador en Quito, tuvo dificultades para ejecutar ese mismo plan y su producción ofensiva fue muy limitada.
Claves para la victoria ante Uruguay
Hombre a hombre en la mitad
Como ya lo mencionamos, el marcaje individual en la mitad del campo es la clave de la presión alta y media de Uruguay. Según lo visto en Quito, Uruguay repartiría su marca de la siguiente manera: De La Cruz sobre nuestro pivote defensivo (Barrios); Valverde sobre el volante interior izquierdo (Carrascal); Ugarte/Vecino sobre el volante interior derecho (Uribe).
Esta disposición defensiva pondrá en aprietos al esquema de Lorenzo, teniendo en cuenta los problemas que tuvo en ese sector en la fecha anterior y a las ausencias en defensa y mediocampo en su lista de convocados (lea su análisis acá).
El reto para el cuerpo técnico de Colombia es ofrecerle a sus dirigidos herramientas para superar esa presión a través de rotación posicional, traslados del balón, proponer duelos ofensivos, la seguridad en el pase y la opción de juego largo. Todas alternativas muy bien plasmadas por Ecuador en el partido anterior.
Presión
Otro de los aciertos de la selección de Ecuador, frente a Uruguay, fue la presión controlada sobre la salida del rival. Como se ilustra en la imagen, Uruguay erró una gran cantidad de pases desde su área como consecuencia de la presión ecuatoriana en la primera parte.
El vértigo impuesto por Bielsa en sus dirigidos rinde frutos cuando toman al rival mal ubicado. Sin embargo, cuando ellos deben gestionar un ataque desde su propio sector, son vulnerables a su propio veneno: la presión.
La Colombia de Nestor Lorenzo ha impuesto momentáneamente presiones altas de local y visitante. Lastimosamente las condiciones climáticas de Barranquilla no permitirán que esta estrategia pueda aplicarse uniformemente en los noventa minutos.
Por esta razón, el entrenador y los jugadores deben escoger sabiamente en qué momentos ejercer esta presión y cuando permitirle al rival juego a través de sus zagueros centrales. Díaz, Borré, Arias y otros se han visto muy cómodos al momento de presionar al rival en su propio campo.
Compensación física y aérea
Perdimos a Mina, Lucumí, Lerma y a Muñóz; posiblemente los mejores cabeceadores y jugadores más recios del equipo titular de Lorenzo. Sus reemplazos (Cuesta, Dávinson, Santi Arias y Barrios) ofrecen cualidades valiosas. Pero, en términos generales, vamos a perder impronta física y aérea, precisamente, contra Uruguay y Ecuador; rivales de máxima exigencia en estos aspectos.
Consecuentemente, el cuerpo técnico tendrá que sopesar si estos ajustes en su nómina requerirán algún cambio adicional en otros puestos para compensar un poco la balanza corporal de su once titular. Ditta, Yerson, Durán, Ríos y Cristian Borja son sus recursos de mayor envergadura física, que podrían eventualmente dar una mano,
Por otro lado, también es bueno reconocer que esta selección Uruguaya, buscando mayor agilidad, velocidad y cambio de ritmo en su nómina, ha cedido algunos puntos en estatura y capacidad aérea.
Con esto en mente, me surge algo de preocupación la capacidad de Cuesta para gestionar a un delantero de fortaleza como Darwin Núñez y que terminemos dependiendo de jugadores como Borré, Jhon Arias, Carrascal, Fabra o Machado, y otros ligeritos durante acciones a balón parado.
En conclusión
Uruguay es un equipo que siempre genera preocupación, sobre todo con Marcelo Bielsa al frente. Sobre todo con las goleadas que nos propinó con su estilo en antaño. Sin embargo, su única presentación como visitante, con condiciones climáticas específicas, mostró que aún están en proceso de adaptación a su nuevo estilo y que tienen problemas que corregir.
La tarea de Colombia es superar la barrera anímica que está adolece en El Metropolitano y encontrar la mentalidad adecuada para apropiarse del encuentro en su casa. Una vez los jugadores encuentren esa fortaleza, aparecerán todas las herramientas para hacerle daño a Uruguay y estar más cerca de controlar el juego. De lo contrario, tendrá que aparecer otro festival de cambios y maniobras del DT al entretiempo para compensar otro flojo inicio de partido; y eso no garantiza nada. No podemos desperdiciar más primeros tiempos; abrir el marcador temprano frente a Uruguay es la clave, como en el 2023.
¿Cómo alcanzaremos la victoria contra Uruguay?, opine.
¿Le cree a la supuesta intención de atacar y atacar de Marcelo Bielsa?, ¿Nuestro problema es de clima o de mentalidad en Barranquilla?
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